Las niñas no juegan a la química.

Es algo bien establecido el hecho de que la ciencia es un juguete para los adultos, no apto para aquellos que no poseemos un título de doctorado, pero es muy curioso notar que quienes nos aventuramos a aprender y elucidar los secretos del Universo, en especial las personas que estudiamos física o química, somos mayoritariamente hombres. No estoy diciendo que sean ciencias exclusivas de hombres, pero debemos considerar el hecho de que históricamente hablando, estas dos grandes ciencias fueron desarrolladas por varones ilustres que observaron los fenómenos de la naturaleza. Y aparentemente esa influencia continúa hasta nuestros días.

Paradójicamente este paradigma es contrarrestado en ciencias como la biología, donde la belleza y gracia de sus objetos de estudio son afines a la sensibilidad de las chicas que cada vez más se enfocan a las ciencias básicas y de la salud. Pero, por ejemplo, en la química, los estadísticos muestran el hecho de que la cantidad de mujeres que ingresan y egresan anualmente es una cantidad casi constante. La mayoría de las niñas que en estos momentos se encuentran en una carrera relacionada con las ciencias químicas estuvieron relacionadas en algún momento con las olimpiadas de química o con actividades afines a ella. Muchas de ellas terminan incluso posdoctorados y laboran como catedráticas en universidades, institutos tecnológicos y unidades de investigación.

Pero, es menester hacer hincapié en el hecho de que si bien pocas, y me refiero dentro del nivel bachillerato, hay mujeres que hacen química de manera fantástica, que tienen un cumulo de conocimientos exquisito, poseedoras de una habilidad inaudita para el trabajo experimental y que se encuentran dentro de las mejores estudiantes de esta ciencia a nivel nacional. Algunas trabajan en centros de investigación, otras se irán a estudiar a otro país, y algunas más en estos momentos están representando a todos los jóvenes preuniversitarios amantes de la química de México. Amigas que estudiarán en la facultad o en escuelas privadas de alto nivel académico, a quienes les hago un reconocimiento público y recuerdo que mujeres valerosas y aguerridas como ustedes dignifican y enaltecen al género femenino. Pido para todas ellas un aplauso de pie.